Mi amigo Pablo Artal ha
anunciado su decisión de presentarse como rector de la Universidad de Murcia.
Al profesor Artal lo considero amigo basándome exclusivamente en los mensajes
que nos hemos intercambiado a partir de algunos incidentes que él tuvo. Eran sobre
las condiciones de entorno para investigar que se produce en determinadas
ocasiones como Santo Tomás de Aquino, la valoración de estas actividades en la
propia universidad, y las prioridades de los gestores universitarios de ese
momento. Paladinamente el dilema se reducía a: botellón o investigación. Otro
fue sobre paraciencias. En particular sobre la wifi académica (Eduroam y otras) como causa del cáncer, principio
epistemológico sostenido por un profesor de Educación.
Entre los cinco candidatos que se han presentado, hay al menos dos más que
también son buenos amigos míos. Lo que digo a continuación pienso humildemente que
también puede ser de interés para ellos, para todos ellos.
Pero volviendo a la candidatura del profesor Artal, coincido en la casi
totalidad de lo que suscribe en los cuatro documentos que he leído:
La columna de opinión en la Verdad “la ambición de una gran universidad”
del pasado día 14, la entrevista en ese mismo diario , las declaraciones al diario La Opinión y la carta abierta dirigida a la comunidad
universitaria.
Sin embargo disiento en un par de cuestiones, que no son menores, y en una
cuestión de fondo en su análisis.
Va además en el lugar 201 de Europa, por encima de la University of Plymouth, de la University of Essex, de la de Friburgo, la de Montpellier o la de la
Ciudad de Londres, y a la altura de universidades como la Universität Konstanz.
Y en el ranking mundial va en el lugar 504, ¡uy!, por encima de prestigiosas universidades
como la Thomas Jefferson University y la
Universidad de Nevada en las Vegas, de EE UU.
En un ámbito distinto, pero también teniendo que ver con la presencia en la web científica, la
Universidad de Murcia es la única universidad que tiene dos publicaciones entre
las 20 primeras (top 20) revistas de Google Scholar[2]
de todas las publicadas, total o parcialmente, en español. Son
Publicación
|
|||
3.
|
Anales de
Psicología
|
38
|
|
17.
|
Revista de
Educación a Distancia
|
34
|
La
distribución por entidades de las veinte primeras es:
Entidad
|
Nº
|
Sociedades
(generalmente médicas, pero también educativas, de Psicología,...)
|
10
|
Agencias
gubernamentales
|
2
|
Universidad de
Murcia
|
2
|
Fundaciones
|
1
|
Universidad de
Granada
|
1
|
Universidad de
Huelva
|
1
|
Universidad de
Sevilla
|
1
|
Universidad Islas
Baleares
|
1
|
Universidad
Javeriana Colombia
|
1
|
TOTAL
|
20
|
Por lo demás, sobre este debate, el de la validez de los indicadores h como significativos de la relevancia de la producción científica, es agradable coincidir con el Dr. Artal, ya que él lo toma en su carta a los miembros de la comunidad UM como primer mérito.
La segunda cuestión es que la Universidad de
Murcia tiene un alma dinámica e innovadora, algo que no es contradictorio con
la ambición sino que va más allá: hay un núcleo de profesores relativamente
amplio que tiene la pasión de investigar y de enseñar. Que es así lo demuestra
que buscan nuevos caminos, o cómo utilizar las posibilidades que ofrece la
tecnología digital para mejorar sus métodos de enseñar. No es gratuito lo que
digo, he tenido la posibilidad de comprobarlo participando y analizando los
resultados de una
convocatoria singular, la primera que hay de esas características en la
universidad española. Tiene que ver la enseñanza abierta y los recursos
abiertos.
La itinerancia hacia la apertura (iterating toward openness) constituye
la investigación, la práctica y la implementación de métodos y recursos para aumentar la efectividad, la asequibilidad y el
acceso a la educación postsecundaria, en palabras de Willey y de
quien escribe. Este año se ha convocado la cuarta edición PARA
PROMOVER PROYECTOS Y ACCIONES DE INNOVACIÓN Y MEJORA EN LA UNIVERSIDAD DE
MURCIA. Pues bien, consta de dos líneas, y la segunda de ellas se ha dedicado en todas sus ediciones precisamente al
APOYO A LA EDUCACIÓN ABIERTA: Esta línea
de actuación tiene como objetivo primordial impulsar iniciativas relacionadas
con la producción e integración de recursos y materiales abiertos en las
distintas formas de docencia de la Universidad de Murcia, favoreciendo además
aquellas que supongan el desarrollo de aspectos inclusivos y personalizadores,
así como acceso universal y visibilidad.
Ha sido pues un privilegio
participar en la elaboración de una convocatoria que utilizaba desde los
recursos ya clásicos, pero excesivamente delimitadores de la acción docente
como son el Open Courseware, hasta
pura y simplemente el uso vídeos de Youtube, de un canal. Pero la gracia o la originalidad
no está en la herramienta o en el entorno tecnológico, sino en montar
estrategias docentes, formas de operar con alumnos, que, siguiendo lo que dicen
las investigaciones clásicas acerca de cómo se produce el aprendizaje, utilicen
de forma eficiente y bajo control esos recursos abiertos. No ha sido algo
trivial, ni fácil para profesores de ciencias duras. Para los demás tampoco.
Pues bien, lo que demuestra lo que decía sobre el alma innovadora y la pasión
por enseñar, ha sido la aceptación, amplísima, por los profesores. Cientos de
profesores en más de cien proyectos han participado en las tres convocatorias.
Por lo demás, me alegra como he dicho que considere el índice h tan fiable y significativo como para ofrecerlo como primer
mérito, el que resume todos los demás. Estoy de acuerdo. En este sentido echo de
menos una declaración sobre la realidad de la edición científica, y lo que
suponen las recientes normas de ANECA y CNEAI de privilegiar canales sesgados y
con intereses divergentes a los de la comunidad científica, intrínsecamente y económicamente.
Son insostenibles desde los dos puntos de vista. He tenido ocasión de
verificarlo, en palabras directas y claras de la editora en jefe de Clarivate
(antigua Thomson –Reuters), donde rechaza (provisionalmente, en los núcleos de
WoS) nuestra revista alegando razones exclusivamente de política empresarial. Son
ejemplares las decisiones en ese sentido tomadas desde hace tiempo por las
universidades de excelencia de EE UU y ahora
por las alemanas. Tampoco habla, Artal, de criterios de calidad
de la edición científica y de la investigación basados en el autoarchivo: La
difusión de la investigación en el contexto de su desarrollo, más allá del
impacto o de la citación. Señalado por la Comisión
Europea como la opción
verde.
… y un tema de fondo. El orgullo de una universidad no es el del
territorio. Es el de las comunidades de la ciencia, y el de las sociedades
vinculadas a ellas. Así surgieron las universidades y no al revés. Pero se
puede decir más aún: En la era del conocimiento y de las redes, la base
territorial no puede ser una referencia para la ciencia.
Ya sé que pretenderlo
aquí y ahora puede parecer utópico, pero la referencia de las universidades no
pueden ser las comunidades autónomas. Por
cuestión de escala: La escala donde se produce la ciencia no es la de unos pocos
(o cientos de) kilómetros o de unos cientos de miles de habitantes, algún
millón todo lo más. Temas como los Espacios
de Banach, o la metacognición como referencia
para el diseño instruccional, no pueden tener como referencia, o no es
razonable que tengan como referencia principal, la de los intereses de la población
de una región, como la de Murcia, por ejemplo, o incluso la de Cataluña o la del País
Vasco. Sí lo es que la Región de Murcia conozca y se preocupe, en sus afanes
propios y legítimos, por ubicar focos científicos y de rendimiento en educación
superior en su territorio, como puede tener interés traer a Murcia una agencia
europea, unos laboratorios o una industria de vanguardia en tecnología. Pero lo
principal no es que los criterios por los que se rige una universidad sean los
de la comunidad de habitantes (por mucho que sea una comunidad histórica o
cultural) o de votantes, y menos los de la comunidad política, sino por
principios de la propia dinámica de la ciencia en la escala de un contexto nacional,
regional (de regiones en el mundo, como pueda ser Europa, Latinoamérica, etc.), o de comunidades globales.
Esto no quiere decir que haya que renunciar al alma murciana de la universidad. Y por supuesto el
papel de las entidades políticas locales también es relevante. Pero hay que delimitarlo bien. Es fundamental en
cuestiones como es garantizar que se respeten peculiaridades y singularidades
inclusivas, como puedan ser las culturales. Y muy importante, de naturaleza clave: Que no se pierda la riqueza
que suponen el conocimiento y el talento propio, de la región. Es decir, conseguir
que el desarrollo del conocimiento repercuta en donde se produce, Éstos son los auténticos desafíos y las disrupciones
en la sociedad del conocimiento. Pero esto, por muy importante que lo consideremos,
y lo es, debiera suponer una intervención de los poderes regionales limitada a cosas de este tipo. Cuestiones como son, por ejemplo, afrontar las disrupciones universitarias, que no es poco, ahora no se hace.
Por lo demás la metáfora futbolística tampoco es muy afortunada. El
aprendizaje, el estudio de cómo la gente aprende, constituye el objetivo de una
ciencia tan dura como la nanotecnología, la Inteligencia Artificial (en este
caso seguro que más), o los circuitos lógicos. Porque la complejidad de los
mecanismos cognitivos que rigen el aprendizaje en los individuos es superior a lo que constituye
el objeto de esos otros dominios científicos. Igual sucede con la educación que, además de lo anterior sobre el aprendizaje, implica conocer cómo se produce para organizar de forma
eficaz la docencia. Y también sucede con
respecto a formar a investigadores noveles en competencias científicas para
conseguir investigadores eficientes. En esto también ya pasó la época de la
maestría como método exclusivo de formación investigadora. Una de esas estas
competencias es la edición científica con la ayuda de las herramientas y
entornos de la Sociedad del Conocimiento.
Sin embargo para muchos lo que sucede en la educación, universitaria en
este caso, es muy parecido a lo que sucede con los entrenadores de fútbol.
Todos somos expertos. Y el corolario es que discernir sobre ello está al
alcance de cualquiera. Sin embargo eso no es así, ni siquiera en el fútbol. Para conseguir la excelencia
científica en planteles de investigadores, como bien sabe Pablo Artal, hacen
falta no sólo estrategias, también una formación, y la creación de una cultura y
de hábitats científicos. Cuestión que es común y transversal a equipos
investigadores, departamentos e incluso universidades. Esa sensibilidad y esa
relevancia no se improvisan en tertulias ni en campañas electorales. El interés
y la atención a los planteamientos y a las ideas que se tienen de ellas, aunque
no sea tan llamativo, sí es percibido por
una masa crítica: la que constituye el núcleo duro de profesores e
investigadores.
[1] Con cuatro indicadores Presence
Rank*, Impact Rank*, Openness Rank* y Excellence Rank*. Especial importancia tiene el rango de apertura,
del que hablamos después, donde la UMU está en el puesto 778, muy lejos del que
ocupa en el rango de presencia en la web 252, y que habrá que averiguar ese
déficit a qué se debe.
[2] Clasificadas por índice
h5 y mediana h5