jueves, 20 de diciembre de 2018

Hoy más que nunca tener un buen año quizás tenga que ver con ejercer buenas maneras en Internet. Empecemos bien.

Estamos en la época de las fake, de la postverdad, y de los trols. En fin estamos en una época en que, como en la vida misma, como en la sociedad de siempre, los mismos ámbitos que han servido para que la convivencia se desarrolle y  para que el progreso, la ciencia y la cultura prosperen, también han servido para que todos los males y vicios se expandan. Y no obstante, como en otras ocasiones, podamos decir e la nave va


Hace quince años las cosas en Internet eran diferentes, no existían las redes sociales ni la web 2.0. Tampoco los smartphones, ni la inteligencia artificial de los algoritmos de recomendación. En esa época escribí un artículo que hoy, pasado lo que ha pasado y visto lo visto, algunos tildarán de cándido o directamente de simplón. Se llamaba "Las buenas maneras en Internet" (ya el título, si pensamos en lo que se escribe hoy en Twitter por ejemplo, es un poco marciano). Pero era un trabajo propio de una revista, TONOS DIGITAL, dedicada a estudios filológicos y principalmente a la dialectología (el estudio de la variación geográfica y sociolingüística de la lengua), en este caso a la dialectología en en el mundo de Internet, dedicado en definitiva a cómo era o cómo debería ser esta variante de la comunicación, principalmente escrita... en aquella época.

Sin embargo podemos hacer un pequeño ejercicio. En un momento se hacía un resumen, en el artículo, sobre cuáles podrían ser unas normas de netiquette válidas en cualquier momento y en cualquier circunstancias, una especie de decálogo para la Internet de aquella época. Podemos ver cuáles de ellas se pueden rescatar para hoy y cual sería su relevancia en este contexto. Ahí van como un ejercicio de Navidad. Reproduzco el texto original.

"La netiquette, como las buenas maneras de la vida real, está basada en una serie de imperativos éticos que, como en el resto de casos, que el derecho consuetudinario contempla, no son más que normas comúnmente aceptadas por la comunidad en la que son operativas. De esta manera hemos recogido y sintetizado de diversas fuentes, o hemos colegido, las normas que constituyen el siguiente decálogo: 

1. No se debe utilizar la red para dañar a nadie ni para causar perjuicios. 

2. No se debe interferir el trabajo de otras personas que utilizan la red. 

3. Se debe respetar la información de los otros, sus archivos, documentos, etc. No modificarlos ni destruirlos. 

4. No se debe utilizar la red para robar. 

5. No se debe utilizar la red para dar falso testimonio difundir infundios, calumnias u otras informaciones que dañen el prestigio o la honra de la gente. 

6. No se debe usar, copiar, ceder ni aceptar software por el que no se ha pagado o por el que no se cuenta con el permiso explícito, efectivo y detallado de sus autores o propietarios para hacerlo. 

7. No se deben utilizar recursos de la red , de otras personas, sin su autorización. 

8. Nadie debe apropiarse del trabajo intelectual ni de la creación de otras personas de la red.

9. Siempre hay que reflexionar sobre las consecuencias sociales, y sobre la comunidad, de lo que se escribe o de lo que se crea. 

10. Siempre se ha de utilizar la red mostrando consideración y respeto hacia los demás.

Estos imperativos, o mandamientos, se puede sintetizar en dos: Ponerse en el lugar del otro siempre que utilicemos la red, y pensar que el otro no es siempre como yo. La primera parte es clara porque no es sino la aplicación a este ámbito humano de la norma ética más general y aceptada que existe, la segunda quizá no tanto. Habría que detallarla: El usuario, eventualmente el lector, debiera comprender y admitir como pauta general de comportamiento, operativa por tanto, que el otro, el que está en el otro extremo del hilo, no entiende las cosas igual que él, no tiene los mismos programas que él, no tiene la misma cultura, historia, hábitos, que él,...."


Feliz Navidad y que en el año 2019 se colmen tus deseos.



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