sábado, 2 de noviembre de 2024

Sobre catástrofes y humanos


Obviamente éstas son unas palabras sobre la Dana dichas aún en tiempo de conmoción, quizá cuando más grande es el transtorno y la turbación porque se descubre el verdadero efecto y empezamos a tener capacidad de discernimiento.

Cito de memoria un post de Pierre Lévy, el filósofo francés de la era del conocimiento, dicho en plena pandemia. Su fuente era de un libro biblico, no sé si en el Deuteronomio, y venía a decir que la Tierra es el más poderoso enemigo de los hombres. Lo decía a propósito de la pandemia y de como se habia puesto de manifiesto la flatuidad de nuestra soberbia pensando que érmos nosotros la amenaza para ella, cuando de un simple papirotazo el virus nos puso a todos patas arriba sobre la lona.
La primera reflexión en esto momentos es que las catástrofes son una constante a lo largo de la historia de ese pequeño especimen que la habita llamado hombre. Constituyen un sistema casi invariante con relación a la variable humana. Y son patéticos ahora y con la pandemia los argumentos a la contra que se escuchan.
Las catástrofes han existido y existirán siempre y poco podemos hacer contra ellas en su génesis y en su etiología. No vamoa a variar las corrientes atmosféricas. Pretenderlo, afortunadamente, sería esteril y si lo consiguiésemos quiza fuese peor, menos podríamos cambiar las dinámicas morfologicas de la corteza terrestre, las fallas, los volcanes, terremotos, etc.
Eso, su constancia, lo evidencia el que lluvias de este tipo en la cuenca mediterránea siempre han existido, iguales o más graves que ahora. Han modificado el relieve conformándolo a como es. Las huertas y los valles fluviales, entre otros el del Segura, existen por los depósitos de limos y barros a causa de las avenidas. Les debemos nuestra agricultura. También sucede en otros grandes fértiles fluviales.
Ya con el hombre poblando estas zonas ha habido muchas más grandes avenidas con resultados peores, sobre todo si las comparamos teniendo en cuenta la relatividad demográfica (muertos por 100.000 habitantes, por ejemplo). Recordemos Santa Teresa, la riada del 73 en Murcia y Granada. etc.
La diferencia de la acción humana frente a las catástrofes es en cómo se enfrentan. No es lo mismo un terremoto en Marruecos que en Tokio, o una inundación o un huracán en EE UU que en la India.
Y ya en ese terreno el afrontamiento no es cuando se produce la catástrofe, entonces ya es tarde. Todo lo que no se haya hecho, de forma estratégica, a largo plazo y teniendo en cuenta todos los recursos necesarios, y el no menos importante es la materia gris, el conocimiento, es insignificante cuando no inútil.
Los dos factores más importantes son la investigación y las infraestructuras.
Estos días me ha parecido patético, y antes también, ver el derroche de organismos como protección civil, bomberos, policia, ejercito, en vistosos uniformes, vehículos espectaculares, artilugios llamativos,... para salir en fotos de inauguraciones y justificar presupuestos con un calado enjundioso inexistente, porque eso además no va a ser apreciado por un electorado poco sensible o poco capacitado para ese discernimiento (en estos días he presentado un libro sobre un interesante tema relacionado con esto: el control reflexivo). En definitiva, tal parecía que les daba pena ensuciar tan bonitos uniformes y artilugios con el barro. La naturaleza no ha contribuido a su esplendor ni a su estúpida épica. La naturaleza es fea y poco televisiva cuando se presenta con su cara más dramática de barro y muertos. No es un videojuego. Ni los muertos de la dana son los de Halloween aunque hayan coincido los días. Qué pena.
He de decir que quizá lo que expongo esté sesgado por mi formación y desempeño como especialista en Investigación oprativa, probabilidad y estadística... también en educación y en formación en estos temas.
Si la mitad de los presupuestos que se han gastado en estas cosas se la hubiesen gastado en investigación aplicada en sistemas de urbanismo, estrategias frente a catástrofres, la relevancia y secuencias de las acciones como evacuación, tráfico, asistencia, logística, etc.
Pero ¿quién de nuestros politicos, no es que sepa, ha oideo hablar, de sistemas dinámicos, teorema de Bayes (sus aplicaciones, estadistica bayesiana, etc), teoría de juegos y colas, movimiento browniano,...? Dirán que han comprado estupendas aplicaciones y software, naturalmente desarrollados por otros y sin nadie capaz de adaptar en codigos de acceso abierto, porque nadie sabe de qué va eso. Era patético ver el lenguaje de un tal Hidalgo, CEO de una compañía aérea, hablando con el conseguidor del caso Dávalos - Begoña. Ese es el nivel. Y así todo.
Otra evidencia es el papel de las infraestructuras estratégicas. ¿Qué hubiera sucedido en Valencia sin el Plan Sur? Miren el mapa de la catásfrofe, cómo el nuevo cauce delimita la zona. Algo parecido sucedió, aunque lejano en el tiempo y en las circunstancias, con el Malecón de Murcia y la riada de Santa Teresa. En ambos casos las consecuencia hubieran sido muy distintas de no existir esas obras públicas ¿Qué se ha hecho en el último medio siglo en este sentido? Sin entrar en planteamiento ideologicos, por lo demás no unánimes en nada, nos podríamos plantear si la actual estructura sociopolítica favorece empresas de este tipo. Sería un buen momento para revisarlo.
Por último, es dramatico que casi todas las desgracias hayan ido asociadas al automovil. No a él como herramienta de transporte ni como medio social que favorece muchas cosas muy importantes para las personas y para sus funciones sociales, culturales y de consumo básicas, sino a su movilidad, integración en las poblaciones y en su configuración, al papel que juegan en el subconsciente de los individuos como atributo social, vinculo personal,... como ente y lugar al que estamos asociados, que nos protege supuestamente y queremos proteger, sentido que tenemos de la comodidad, prestigio y bienestar que nos proporciona.
Todo el mundo corría al coche para huir, para protegerse o para protegerlo, se metía en los aparcamientos subterráneos,... Y luego hemos visto riadas de coches, calles y cauces abarrotadas de vehículos amontonados. Coches, cohes y coches por todos lados en cientos de videos de móvil dramáticos.

De verdad, tenemos que pensarlo. Si no de qué vale.

Gracias por el interés.

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